domingo, 27 de marzo de 2011

Análisis Semiótico del Poema Espantapajaros de Oliverio Girondo

Espantapájaros
OLIVERIO GIRONDO

No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.


Argumento: el autor profesa admiración por las mujeres que saben como hacer las cosas, que saben como amar, pero que también saben como hacer todo lo demás. Que son tan eficientes, tan completas, que no le hacen necesitar a nadie más, para sentirse con bienestar.
Hace firme hincapié que mas que la apariencia física, lo que mas importa para el es lograr tener a su María Luisa una mujer “sublime-etérea” en todo y para todo; y no una mujer linda pero lenta, tonta, vana.  

Conflicto: la predilección del autor por una mujer sublime-etérea que puede hacerlo todo bien, sobre una que simplemente no se le acerca.   


Secuencias:   

         Situación Inicial:
                                       Disfórica:
No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;


    Proceso:
                                       Mejora:
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,


    Situación Final:
                                       Eufórica:
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?



Oposiciones: 
                    Mujer- Hombre
                    Etérea-Pedestre
                    Sublime-Vulgar o poco delicado
                    Apariencia-Eficiencia
                    Aceptación-Rechazo


Espacios:
               La casa el hogar del autor: desde su cama hasta la cocina el baño, su barrio, y alrededores donde María Luisa demostraba su ligereza.  


Tiempos: El tiempo es indefinido, la historia puede estar ocurriendo en este instante.  No hay un dato en la narración que nos ubique en un tiempo específico como una fecha.  


Lo Denotado: Un amor idílico por María Luisa, basado totalmente, en todas las virtudes que ella posee y no por su apariencia física; el rechazo hacia cualquier mujer que no sea sublime, delicada, pero eficaz en todo lo que haga.

Lo connotado: Aprobación. Amor, Rechazo, Deseo.

La propuesta ideológica: esencialmente habla de la belleza real que se debe percibir en una mujer, en que una mujer es mas bella por la grandeza de sus actos que por la voluptuosidad de su cuerpo; desechando así todos los estándares de belleza a los cuales estamos acostumbrados  y centrándose esencialmente en el amor como sentimiento y no como lo ven muchos como un proceso mercantil.

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